A pocos días de conmemorar el Día Mundial contra el cáncer, profundizamos en la relación que se establece entre cáncer y alimentación. Y es que numerosas investigaciones prueban que el consumo de alimentos más nutritivos y menos procesados tiene un gran peso para favorecer la salud antes y durante la enfermedad. Vamos a ver qué alimentación nos ayuda a prevenir el cáncer y qué comer en caso de padecerlo.

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Cáncer y alimentación: qué alimentos nos protegen y cuáles evitar

Tal y como reza el Código Europeo Contra el Cáncer, la alimentación es uno de los pilares de la prevención de la enfermedad. Junto a la práctica de actividad física y no fumar ni consumir alcohol, además de protegernos de la exposición solar, llevar una dieta nutritiva y equilibrada es una de las bases para lograr un buen estado de salud más sostenido en el tiempo.

Por su parte, la Sociedad Americana contra el Cáncer también suscribe que mantener una alimentación saludable, nutritiva y balanceada, en combinación a la práctica de actividad física, contribuye a reducir significativamente el riesgo de padecer cáncer a lo largo de la vida, o de que una persona muera por sufrir esta enfermedad.

¿Qué alimentos nos ayudan a prevenir el cáncer?

Cáncer y alimentación tienen una conexión mayor de lo que creemos. Y es que priorizar unos hábitos alimenticios saludables es una de las principales formas de prevención del cáncer, cuya elección, además, depende de nosotros mismos. Siguiendo la recomendación de la Sociedad Americana contra el Cáncer, una dieta sana y que nos ayuda a prevenir enfermedades debe basarse en:

  • Verduras  y frutas en toda su variedad de colores y sabores. La recomendación general de ingesta es de dos tazas y media a tres de verduras y una taza y media a dos de fruta al día. Hay que priorizar especialmente el consumo de frutas y verduras bajas en almidón, como las cerezas, la manzana o los frutos rojos, y vegetales como la zanahoria, la cebolla, la remolacha, las verduras de hoja verde y las crucíferas como el brócoli.
  • Legumbres (lentejas, alubias, garbanzos, habas…) por su alto contenido en proteínas, fibra y su riqueza nutricional, ya que contienen hierro, zinc, potasio, folato, entre otros muchos nutrientes.
  • Frutos secos, alimentos ricos en proteínas y grasas saludables.
  • Granos integrales (enteros), que también aportan una buena dosis de fibra dietética, cuya ingesta se relaciona con un menor riesgo de padecer cáncer, como el de tipo colorrectal, además de otras enfermedades como la obesidad y el sobrepeso.
  • Fuentes de proteína de calidad, como huevos, carnes de aves de corral, pescados blancos y pescados azules de pequeño tamaño, que son alimentos ricos en grasas omega-3, y lácteos.

¿Qué alimentos evitar para prevenir el cáncer?

Si hablamos de cáncer y alimentación, los expertos alertan de forma frecuente sobre la influencia del consumo de carne roja y carne procesada sobre el desarrollo de esta y otras enfermedades. La asociación World Cancer Research Fund International apunta que existe una clara evidencia de que la ingesta de carne roja (carne de res, cerdo y cordero) y/o procesada aumenta el riesgo de padecer, por ejemplo, cáncer colorrectal.

Por otra parte, y en general, el consumo de alimentos ultraprocesados, ricos en azúcares y edulcorantes añadidos, y grasas refinadas, se ha relacionado con problemas de salud como la obesidad y el sobrepeso, y otros entre los que se incluye el cáncer.

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Cómo debe ser la alimentación en personas con cáncer

Más allá de saber cómo los alimentos pueden ayudarnos a prevenir la enfermedad, también es fundamental saber adaptar la dieta en el caso de padecer cáncer. Adecuar la alimentación en los pacientes con cáncer es fundamental para favorecer los avances y mejorar su calidad de vida. Asimismo, en la gran mayoría de casos, las personas que padecen la enfermedad tienden a perder peso debido a los tratamientos de quimioterapia y/o radioterapia, además de que el tumor puede absorber parte de la energía. Con todo, más de la mitad de los pacientes llegan a sufrir algún tipo de desnutrición que agrava los síntomas de la patología. Veamos pues qué recomendaciones dietéticas deben tener presentes las personas que padecen la enfermedad:

Los vegetales, la base de la dieta

Las verduras confieren una gran cantidad de vitaminas y minerales indispensables en la dieta de una persona con cáncer. Y es que el aporte de estos micronutrientes es clave para fortalecer las defensas, lo cual es decisivo para hacer frente a la enfermedad. En este sentido, es aconsejable priorizar la ingesta de vegetales de índice glucémico bajo, como la remolacha, el nabo, la chirivía, el calabacín, la cebolla o las espinacas, además de las crucíferas como el brócoli o la coliflor.

Almidón resistente, aliado de la microbiota

El almidón resistente se produce al enfriar entre 12 y 24 horas carbohidratos ricos en almidón, como la patata, el boniato, el arroz o la pasta, por ejemplo. ¿El beneficio? Se obtiene un alimento prebiótico que sirve de alimento a las bacterias buenas que forman la microbiota intestinal. La ingesta de alimentos ricos en almidón resistente es especialmente recomendable en pacientes con cáncer, ya que su flora intestinal ha sido dañada como consecuencia de los tratamientos.

Proteínas digestivas y de calidad

El cáncer suele implicar una pérdida de peso y, con ello, de masa muscular. Por ello, es esencial incluir el consumo diario de alimentos ricos en proteínas de calidad para reparar y regenerar los tejidos. En este sentido, se aconseja sobre todo añadir en la dieta pescados blancos (merluza, bacalao, rape…) y carnes blancas (pollo, pavo y conejo), así como huevos y lácteos (preferiblemente fermentados). Todos ellos proporcionan por completo los aminoácidos esenciales y facilitan la digestión.

Alimentos que potencian la inmunidad

En procesos de enfermedad también es fundamental optar por alimentos con vitaminas y minerales que refuerzan el sistema inmunitario. Entre ellos destacan los que son ricos en:

  • Vitamina A y becacarotenos: zanahorias, boniato, calabaza, melocotón, papaya, mango…
  • Vitamina C: brócoli, pimiento rojo, tomate, frutas cítricas…
  • Vitamina E: hortalizas de hoja verde como las espinacas, maíz, frutos secos como las almendras y las avellanas, aguacate…
  • Vitamina D: en lácteos, setas, huevos y pescado azul, además de obtenerse del sol.
  • Zinc: marisco, carnes, pipas de calabaza, tofu…

Grasas buenas

Las grasas saludables, monoinsaturadas y poliinsaturadas, son imprescindibles en cualquier dieta, ya que aportan energía, facilitan la absorción de vitaminas liposolubles, participan en la formación de hormonas y tienen una potente acción antiinflamatoria. Alimentos como el aguacate, los frutos secos y las semillas, además del aceite de oliva virgen extra, son fuentes de grasas buenas que no pueden faltar tampoco en la alimentación de personas con cáncer.

Cúrcuma y jengibre, los aliados antiinflamatorios

La cúrcuma y el jengibre son dos especias con un gran potencial antiinflamatorio. Por su parte, la cúrcuma puede usarse para condimentar platos (junto a una pizca de pimienta negra para maximizar su efecto). Es un beneficioso antiinflamatorio natural que contribuye a controlar el crecimiento tumoral y potencia los beneficios de los tratamientos contra el cáncer. Sobre esto último, también se recomienda incluir el jengibre, especialmente unos días antes de iniciar las sesiones de quimioterapia.

Hidratación

Mantenerse hidratado de forma constante es otra de las claves de la alimentación durante el cáncer. Se recomienda beber entre 1,5 y 2 de agua cada día para favorecer la hidratación y reponer las sales minerales perdidas. Además del agua, para favorecer la ingesta de líquidos se puede optar por infusiones (especialmente de romero o tomillo), cremas de verduras y licuados.