Sabemos que el yoga es una práctica que nos carga de vitalidad, a la vez que nos ayuda a equilibrar cuerpo y mente, a través de la conexión entre las diferentes posturas y la respiración. Pero, ¿qué hay del Yoga Terapéutico? Esta disciplina se ha convertido en tendencia en los últimos años por todos los beneficios que aporta. ¿Quieres saber cómo actúa sobre tu estado físico, mental y emocional? ¡Síguenos! Y si quieres profundizar aún más y ser instructor de esta actividad puedes cursar nuestra formación en Yogaterapia y especializarte en esta modalidad.

Definición de Yoga Terapéutico

Seguro que te estás preguntando en qué se diferencia el Yoga Terapéutico del yoga tradicional. Bien, esta modalidad se distingue principalmente porque busca resolver, mejorar o aliviar determinadas musculares y otros problemas de salud asociados al dolor lumbar, las migrañas o, incluso, la digestión, entre otros.

Por tanto, podríamos definir este tipo de yoga como una práctica que tiene el objetivo de recuperar la salud de las personas a nivel físico, pero también a nivel mental, energético y emocional.

Por ello, la Yogaterapia está especialmente dirigida a mejorar desequilibrios corporales, actuando como forma de tratamiento y, a la vez, de prevención de dolencias y afecciones.

¿Cómo es una sesión de este tipo de yoga?

En las sesiones se trabaja en base a la repetición de movimientos corporales y en conexión a la respiración. La práctica suele ir enfocada a alinear la columna vertebral y a recobrar el equilibrio de una forma genérica.

A través de las asanas de yoga se logra trabajar dolencias, corregir malas posturas y explorar las posibilidades del propio cuerpo, siempre teniendo en cuenta las posibilidades y objetivos de cada persona.

Por regla general, una clase de este tipo de yoga suele durar entre una hora y hora y media. En las sesiones (aunque pueden ser de grupos reducidos) se suele trabajar a nivel individual para ofrecer una atención totalmente personalizada. Y es que, la yogaterapia pretende poner solución a una serie de problemas terapéuticos de acuerdo a la constitución de cada persona.

La meditación y la relajación son los ejes centrales de esta modalidad de yoga. Por tanto, estamos frente a una práctica menos dinámica que la que se da en las sesiones de Hatha Yoga.

La sesión suele iniciarse estirados con posturas de yoga que potencian la flexibilidad y el movimiento de las articulaciones. Seguidamente, el trabajo se realiza sentados utilizando frecuentemente algunos materiales como mantas, sillas, bloques de yoga, cuerdas, entre otros accesorios. Finalmente, la clase se finaliza de pie con la práctica de asanas más tradicionales y sencillas.

¿Para quién?

Realmente, sus instructores insisten en que es una práctica que puede beneficiar a todo el mundo. No obstante, teniendo en cuenta sus objetivos, diríamos que el Yoga Terapéutico se indica, principalmente, en aquellas personas que tienen cierta limitación en el movimiento, como quienes se pasan muchas horas sentados y tienen un estilo de vida más sedentario. Igualmente, es muy aconsejable en personas mayores y embarazas para reforzar su movilidad.

Asimismo, se recomienda en épocas de estrés marcadas por episodios de ansiedad e insomnio. Y es que, en estos caso, este tipo de yoga puede contribuir a liberar la tensión al equilibrar el sistema nervioso y hormonal.

Además, el yoga con componente terapéutico es una opción interesante para favorecer la flexibilidad, mitigar los problemas relacionados con la zona lumbar y mejorar las asimetrías que en ocasiones pueden producir determinadas lesiones.

Por qué es una buena apuesta para recuperar el equilibrio

Los beneficios del yoga terapéutico son infinitos. Más allá de las ventajas que tiene su práctica sobre la condición física, en este caso, dicha modalidad se centra fundamentalmente en equilibrar la parte mental y emocional del individuo.

A continuación, te damos una buena suma de razones por las que merece la pena probar esta disciplina. ¡Toma nota!

  • Es un tipo de yoga en el que todo el mundo es bienvenido, independientemente de su edad, experiencia y condición física. Todos pueden beneficiarse de los efectos positivos y de la gran sensación de relajación que genera su práctica desde la primera sesión.
  • Contribuye a recuperar el equilibrio interno y a maximizar la vitalidad, lo cual también actúa sobre la disminución del estrés y de la fatiga, y esto es gracias a la liberación de tensiones que nos aporta.
  • Mejora las habilidades del equilibrio.
  • Nos ayuda a aliviar dolores musculares y a corregir asimetrías.
  • Reduce dolores de cabeza y estabiliza la tensión arterial.
  • Favorece la respiración nasal, ya que siempre se debe inhalar y exhalar por la nariz durante toda la práctica.
  • Tonifica toda la musculatura y estiliza todo el cuerpo.
  • Mejora y corrige la postura corporal y nos hace ser más conscientes de los movimientos que adoptamos en cada momento.
  • Potencia la elasticidad del cuerpo, favorece la flexibilidad de la columna e incrementa la agilidad tanto física como mental.
  • Ayuda a mejorar la capacidad respiratoria y, a la vez, a establecer una conexión profunda con nuestro yo interior.
  • Y por último (y no menos importante) nos hace sentirnos mejor y nos ayuda a alcanzar un estado de máxima armonía.

Diferencias entre el Yoga Terapéutico y el Yoga Restaurativo

Realmente, el yoga restaurativo es un tipo de yoga terapéutico o también conocido como “yoga del descanso”. La finalidad es aportar una buena dosis de calma y relajación al sistema nervioso, más allá del beneficio físico.

A partir de asanas relajadas y apacibles, en este tipo de yoga se busca una liberación interior a través de la respiración libre y de la relajación de toda la musculatura y de la mente. Son clases de yoga donde priman las posturas sencillas, prolongadas y no invertidas, y dónde los instructores se apoyan del uso de material para complementar el trabajo en cada sesión.

En definitiva, en realidad, el yoga restaurativo y terapéutico trabajan sobre un mismo fin: equilibrar el cuerpo de manera individualizada para mejorar el curso de aquellas dolencias y alteraciones que impiden alcanzar un estado de bienestar y de mayor calidad de vida en la persona.