Una nutrición infantil variada y saludable es la base para garantizar un buen crecimiento desde la primera infancia. Asegurar una alimentación adecuada en la infancia es sinónimo de salud y de prevención de enfermedades como la obesidad o el sobrepeso, entre otros trastornos alimenticios. ¿Quieres saber en qué consiste una dieta infantil sana y equilibrada? ¡Sigue con nosotros! Y si quieres ir más allá y obtener un conocimiento más profesional, puedes formarte con el Curso Nutrición Infantil y especializarte en este área nutricional.

Las bases de una nutrición infantil saludable

Cubrir los requerimientos alimenticios en la infancia y adolescencia es determinante para el crecimiento de los niños. En estas etapas, los menores están en pleno desarrollo y la alimentación juega un papel fundamental para que crezcan sanos y fuertes. Pero, ¿qué beneficios aporta una dieta equilibrada a la salud infantil y qué necesidades nutricionales tienen los niños? Evidentemente, estas varían en función de la etapa lactante, preescolar o escolar. No obstante, hay nutrientes que siempre deben ser esenciales.

Proteínas

Las proteínas son una fuente de aminoácidos imprescindible para la regeneración y mantenimiento de los tejidos corporales. En la etapa del lactante, la demanda proteica es máxima e irá disminuyendo de forma relativa conforme el niño se vaya desarrollando.

Los huevos, las carnes y los pescados, las legumbres, los cereales y los frutos secos son alimentos ricos en proteína. Estos, según indica la Organización Mundial de la Salud (OMS).  deben cubrir un 15% de las calorías totales en la alimentación infantil.

Hidratos de carbono

Los carbohidratos son la principal fuente de energía para el organismo y suponen entre un 45% y 65% de la dieta del niño. Eso sí, este porcentaje deberá basarse en el consumo de hidratos de carbono de absorción lenta, los que proporcionan energía a largo plazo: legumbres, patatas, arroz, pasta, cereales…).

Fibra

La fibra ayuda a controlar el colesterol y regula el nivel glucémico. Por ello es importante que la nutrición infantil se base también en el consumo de legumbres, cereales integrales, frutos secos, frutas y verduras ricas en fibra.

Grasas

La ingesta de lípidos es una de las bases de la nutrición infantil saludable. Eso sí, nada de grasas saturadas. Nos referimos al consumo de ácidos grasos esenciales y deben representar aproximadamente el 20% de la dieta.

Los alimentos portadores de estos nutrientes son el aceite de oliva, los frutos secos o el pescado azul, entre muchos otros. Es importante apostar por productos ricos en grasas de origen vegetal como fuentes de omega 3 y reducir aquellas de origen animal.

Vitaminas y minerales

Las vitaminas y minerales, que nos aportan principalmente las frutas y las verduras, son indispensables en la nutrición infantil. Especialmente, el calcio y la vitamina D son esenciales porque contribuyen al fortalecimiento de los huesos durante el crecimiento.

Por otra parte, otras vitaminas como la C ayudan a cuidar la piel, la A a proteger la capacidad visual o la B que contribuye al buen funcionamiento del sistema nervioso.

La importancia de educar el paladar y de reducir el azúcar

Inculcar hábitos alimenticios sanos a los niños es la máxima prioridad para que se familiaricen con sabores más saludables. Y es que, aunque la industria alimentaria no nos lo ponga fácil, hay que priorizar una dieta infantil libre de azúcares añadidos y de grasas saturadas. De esta forma, el niño crecerá concienciándose sobre la importancia de mantener una alimentación saludable y sus preferencias siempre apuntarán hacia la comida real y natural.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda: “un consumo máximo de azúcares de un 10% de la ingesta calórica total; preferiblemente no más del 5%. Tanto en niños como en adultos. En este caso, los menores no deberían superar los 20-25 gramos de azúcar al día.

Cómo conseguir que los niños coman más sano

Si desde pequeños acostumbramos a los pequeños a seguir una dieta sana y variada, cuando vayan creciendo seguirán apuntando hacia esta dirección. De lo contrario, si los alimentamos a base de productos azucarados, los niños demandarán este tipo de alimentación.

Por ello, es fundamental concienciarse sobre la importancia de educar el paladar de los niños. Padres, madres, tutores y educadores deben guiarles hacia una alimentación más saludable y pueden lograrlo siguiendo estas pautas.

Educar el paladar en el embarazo

¿Sabías que educar el paladar de los pequeños es un proceso que empieza desde la etapa de gestación? La alimentación que sigue la madre durante el embarazo influye y mucho en las preferencias alimenticias que tenga el bebé durante su crecimiento. Por ello, la primera norma es dar ejemplo y seguir una alimentación reducida en azúcares añadidos.

Priorizar el consumo de alimentos naturales

También es decisivo que, en los inicios de la alimentación complementaria, se priorice la comida real y elaborada con productos 100% naturales. Las papillas y otros alimentos ultraprocesados para bebés deben quedar fuera de la nutrición infantil.

Asimismo, hay que revisar las etiquetas de los alimentos y comprobar que no contengan azúcares añadidos. Por ejemplo, los yogures de sabores, aunque sean productos que ‘a priori’ parezcan saludables, contienen unos 15-18 gramos de azúcar por cada 125 ml. Lo mejor es comprarlos naturales y, opcionalmente, añadirles cereales integrales o fruta troceada.

Evitar los zumos y las bebidas azucaradas

El agua debe ser la bebida base de la alimentación infantil. Hay que evitar el consumo de refrescos y zumos de frutas industriales, ya que son perjudiciales para la salud de los pequeños.

Más cantidad de fruta

Las frutas siempre son una buena opción. Se pueden añadir a trocitos en ensaladas o crear brochetas con diferentes sabores frutales que llamen su atención.

Además, las frutas son las mejores aliadas para potenciar el aportar dulzor. Si queremos darle algún dulce a los niños, lo mejor será endulzarlo con fruta y no con azúcar añadido.

Meriendas y desayunos nutritivos

Los desayunos y las meriendas suelen ser las comidas que más carga de azúcar contienen. ¿Por qué no optar por la versión saludable? ¡Igual de rica y mucho más nutritiva! Apostemos por los yogures naturales, la fruta fresca, los cereales integrales, los bocadillos de huevo y atún o de jamón serrano, la repostería casera y, en definitiva, por la comida real y libre de añadidos artificiales que solo perjudican nuestra salud.