Llega septiembre y con ello la vuelta a la rutina: el regreso al trabajo, el inicio del nuevo curso y, en definitiva, el retorno a todos esos hábitos diarios que, en la época estival, quedan en stand by. Para muchos, esto supone lo que se conoce como el síndrome postvacacional, lo cual se traduce en problemas de concentración, apatía o falta de energía para retomar las tareas diarias y el ritmo de vida anterior a las vacaciones. ¿Existe algún truco para hacer este proceso más llevadero? Atento/a a las recomendaciones que te damos a continuación.

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Afrontar la vuelta a la rutina después de las vacaciones

Ya sabemos que a lo bueno se acostumbra uno rápido. Volver a la normalidad y retomar de nuevo las obligaciones y ocupaciones diarias conlleva un tiempo de adaptación. Es por ello que, muchos, acaban sintiendo el síndrome postvacacional que afecta a su estado de ánimo y que dificulta la vuelta a la rutina.

Además, este año, este síndrome puede agravarse aún más. Teniendo en cuenta la situación de crisis sanitaria que vivimos y lo mucho que hemos ansiado estas vacaciones, volver a la rutina puede suponer un choque emocional más impactante.

Según los especialistas, la mayoría de emociones que se producen al volver a la rutina y que evidencian un síndrome postvacacional (la tristeza, la ansiedad, la irritabilidad o la desgana) desaparecen a los pocos días. De media no suelen durar más de 2 – 3 semanas.

Por ello, muy pocos casos requieren apoyo profesional, a no ser que dichas emociones evolucionen negativamente afectando el bienestar de la persona y provocándole un malestar que interfiera en su vida cotidiana. En estos casos, también se pueden producir signos físicos de alarma como la hiperventilación, las taquicardias o los cambios excesivos de humor, entre otros.

¿Por qué se produce el Síndrome postvacacional?

A pesar de lo que se pueda pensar, el síndrome postvacacional no es un trastorno. Simplemente es la forma que adopta nuestro cuerpo para adaptarse a la vuelta a la rutina.

Estas son sus principales formas de representación en el estado de ánimo de la persona:

  • Sensación de hastío.
  • Falta de energía.
  • Estrés y ansiedad.
  • Desgana y apatía.
  • Bajo estado de ánimo.
  • Trastornos del sueño.
  • Alteraciones en el apetito.

Dichas alteraciones se producen porque, al volver a retomar los hábitos cotidianos después de las vacaciones, dejamos de lado los momentos de ocio y de diversión que tantas emociones positivas nos han transmitido. Por ello, realizar el cambio supone una adaptación y a la vez una aceptación de la “nueva realidad”.

Los profesionales insisten en que esta suma de emociones, aunque las percibimos como estímulos negativos, experimentar emociones y sentimientos desagradables forma parte de la vida. La clave está en saber gestionar nuestro estado de ánimo de la mejor forma posible en nuestra vuelta a la rutina.

Cómo superar la depresión postvacacional

Ahora que sabemos el por qué de ese vaivén de emociones que sentimos al volver a la rutina, es importante conocer cómo podemos superar este trance y qué prácticas nos pueden ayudar a adaptarnos al cambio de una forma menos traumática. Apunta estas recomendaciones y verás qué bien te sienta esta nueva etapa. ¡Toma nota!

La buena alimentación

Aunque pueda parecerte fuera de lugar, la dieta juega un papel fundamental sobre el estado de ánimo. Si en vacaciones te has dado más caprichos, retomar unos hábitos alimenticios saludables te ayudará a recuperar la rutina con una mayor normalidad.

Además, la alimentación también será tu aliada para sentirte con más energía y con más ganas de retomar la cotidianidad. Elige aquellos alimentos ricos en vitamina C para combatir la ansiedad como los cítricos, las fresas, el pimiento rojo o el brócoli. También enriquece tus platos con alimentos altos en magnesio y triptófano, para reducir el cansancio y la apatía. Los cereales integrales, las verduras de hoja verde, las legumbres, el cacao en polvo, el queso, los plátanos o los huevos son buenas alternativas.

Vida activa

Tan importante es comer bien como mantenerse activo. Practicar ejercicio físico, ya sea yendo al gimnasio (si era tu rutina habitual), saliendo a correr o a pasear. Cualquier opción es igual de válida y te ayudará a que la vuelta sea más agradable.

La actitud es clave

Las vacaciones se han terminado y es normal que te sientas más triste, desganado o irascible. Pero, que estas emociones empeoren y vayan a más o que, de lo contrario, sean más bien pasajeras, depende de ti. Tu actitud y tu postura al afrontar el cambio son cuestiones decisivas. Y es que, si afrontas la rutina con positividad y valoras los momentos placenteros y de desconexión del día a día, seguro que la adaptación será mucho más fácil.

La importancia del descanso

Es bueno que unos días previos a la vuelta a la rutina, también vayamos adaptando el descanso y, ya en el periodo de retorno, es recomendable dormir más horas, sobre todo los primeros días en que acumulamos más cansancio de las vacaciones y tenemos una mayor sensación de fatiga.

Momentos de desconexión

En todo proceso de adaptación, para mitigar los nervios y liberar las tensiones, es muy útil reservar momentos para relajarse y desconectar de la rutina. Puede venirte bien realizar alguna práctica de yoga, o practicar mindfulness, por ejemplo.

Nuevos planes

En la vuelta a la rutina es esencial mantener actividades de ocio que nos generen emociones positivas y que hagan más amena la vuelta al trabajo y a las tareas diarias. Es interesante organizar nuevos planes que nos generen sensaciones agradables y, también, es esencial reforzar el contacto social por el impacto positivo que tiene este sobre el estado de ánimo.

En general, es buena idea dedicar un tiempo al ocio todos los días y no solo durante los fines de semana, ya que eso también alimentará nuestra felicidad de forma diaria.