Hoy queremos hablaros de la dieta para diabetes gestacional. Puede que para muchos este tipo de dieta sea totalmente desconocida. Se trata cómo tratar la alimentación de mujeres que debido al embarazo, han desarrollado diabetes, llamada, así, diabetes gestacional. Y no se trata de casos aislados. De echo, entre el 1,7% y el 11,6% de las mujeres en el sur y el centro de Europa la padecen.

¿Es necesario que para padecerla, las mujeres tengan diabetes antes de quedarse en estado? No necesariamente. En el post de hoy resolveremos algunas dudas para conocer en profundidad este tipo de diabetes. Hablaremos de cómo tratarla y cómo prevenirla para que la salud de la madre y la del bebé permanezcan intactas.

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Diabetes gestacional. ¿De qué se trata?

Durante el embarazo, el cuerpo de la mujer está sometido a profundos cambios. Cada mujer es un mundo, sin embargo es común en todas ellas que las hormonas gestacionales lo revolucionen todo. Cuerpo y mente.

Entre las principales hormonas gestacionales, la ganadotropina coriónica, también llamada hormona del embarazo, es la que elimina la menstruación y provoca las típicas y desagradables nauseas. El aumento de los estrógenos tiende a resecar la piel y a cambiar la luminosidad del pelo, sin mencionar las alteraciones que padece el estado anímico. A la oxcitocina suelen llamarle la “hormona del amor”, porque es la que ayuda a las contracciones del parto y provoca sentimientos de ternura y cariño en la madre. Y por último, la prolactina, que prepara a la nueva mamá para el periodo de lactancia estimulando las glándulas mamarias.

Como vemos, para que el cuerpo de la madre desarrolle las condiciones óptimas que anidan al bebé, estas hormonas cambian por completo el normal funcionamiento de su organismo. Entre las afectaciones más comunes se encuentran los cambios en la tiroides y la aparición de la diabetes gestacional.

Implicaciones médicas en la diabetes milletus gestacional

La diabetes milletus gestacional, más conocida como diabetes gestacional, aparece en la segunda mitad del embarazo. Pero, ¿por qué ocurre?

Uno de los síntomas que se derivan del embarazo es que el cuerpo desarrolla resistencia a la insulina, la hormona que regula los niveles de glucosa en la sangre. Lo que ocurre después es que al no transmitirse la suficiente azúcar a las células, se produce una saturación. En consecuencia, los niveles de glucosa aumentan. Sus niveles de azúcar en sangre se disparan y aparece la diabetes.

En condiciones normales, cuando aumentan los niveles de glucosa en sangre, el páncreas segrega más insulina. Pero si durante el embarazo, el páncreas no puede generar suficiente insulina para regular estos niveles, se produce lo que los expertos llaman “intolerancia a la glucosa” y en consecuencia, la diabetes gestacional. Por eso tan importante prestar más atención a la alimentación y optar por una dieta para diabetes gestacional.

Factores de riesgo para la madre y su bebé

Existen varios factores o condicionantes que aumentan las probabilidades de que la madre desarrolle diabetes gestacional. La diabetes de un familiar cercano de primer grado o haber padecido diabetes en un embarazo anterior puede ayudar a desarrollarla. Incluso el ritmo de vida acelerado y el sobrepeso influyen.

Presentar unos valores altos de glucosa durante el embarazo puede ocasionar varios problemas de salud tanto para la madre como para el bebé. Por eso, en una dieta para diabetes gestacional se suprimen los alimentos que contengan mucho azúcar.

Una de las principales complicaciones que provoca la diabetes durante el embarazo es que la glucosa puede llegar a la placenta. Si esto ocurre, el feto puede crecer demasiado, lo cual complica el momento del parto. Para la madre, la diabetes puede prevalecer después del parto, aunque generalmente desaparece tras el nacimiento. Sin embargo, el 50% de las mujeres que la padecen, desarrollan diabetes del tipo 2 durante los 10 primeros años posteriores al parto. Por otro lado, los expertos advierten que los hijos de madres con diabetes gestacional tienen más predisposición a padecer sobrepeso, obesidad o diabetes de tipo 2 en su vida.

Pero no nos alarmemos, con una dieta para diabetes gestacional estos riesgos pueden prevenirse.

Dieta para diabetes gestacional

Para prevenir su aparición o disminuir riesgos, la Organización Mundial de la Salud aconseja que a las 24-28 semanas de gestación se realice una prueba para comprobar la tolerancia a la glucosa. Sobre todo es muy recomendable para mujeres que tienen más probabilidad de padecerla.

Más allá del diagnóstico médico, una dieta sana y equilibrada ayuda a prevenir o reducir los síntomas de la diabetes milletus gestacional. No se trata de una alimentación poco común, con requerimientos excepcionales. Nada más lejos de la realidad. A cualquier persona le favorece llevar una dieta saludable. Digamos que la dieta para diabetes gestacional es una dieta que se recomendaría a cualquier grupo de la población.

Sin embargo hay ciertos factores que queremos remarcar para que se tengan en cuenta. Así que vamos a comentar cuáles son los puntos fundamentales que no deben descuidarse.

Ajustar el aporte de calorías

Es importante que se conozca la cantidad total de energía que debe consumir la mamá en su día a día. Esto depende, sobre todo, del peso que tenía antes de estar en estado y el que ha ganado durante el embarazo. Así se puede adaptar la alimentación a sus necesidades nutricionales y puede llevarse un mejor control para asegurar la estabilidad de sus niveles de azúcar.

Nada de dietas restrictivas

Olvidémonos de eliminar algún alimento. Se trata de que la madre disfrute de una dieta variada para que obtenga todos los beneficios que aportan las propiedades de los alimentos. De lo contrario, una dieta restrictiva puede generar acetona e hipoglucemias perjudiciales para el bebé.

Repartir los alimentos en 6 tomas al día

Es muy recomendable que la madre no pase más de dos o tres horas sin comer nada. Durante la anoche, ocho. De esta manera se puede evitar que su cuerpo consuma grasas y produzca cetónicos que puedan pasar al feto. Así, además de hacer las tres comidas principales – desayuno, comida y cena – debe hacer, al menos, otras tres tomas entre medias. Por ejemplo, comer algo a media mañana, para merendar y después de cenar, antes de irse a la cama.

Consumir alimentos básicos

Siempre es importante que en toda dieta saludable y equilibrada se consuman ciertos alimentos, como los lácteos por el calcio que aportan. Los expertos recomiendan tomar un vaso de leche, dos yogures y queso. Las verduras es otro plato básico que no puede quedar atrás. Un plato de verduras para comer y para cenar es muy buena opción. También son muy beneficiosas las proteínas. Es aconsejable tomar entre 100 y 125 gramos de carne o de pescado y un huevo. Cereales y pan para el desayuno y por último, la fruta. Tomar tres o cuatro piezas de fruta después de comer o para picar entre comidas.

Nada de azúcar y grasas saturadas

Se trata de mantener todo lo posible los niveles de glucosa estables. Por ello es importante que se evite la ingesta de bebidas refrescantes, zumos o bollería industrial.