Controlar la comida que tomamos es importante en el mundo moderno en el que vivimos. Muchas personas comen más de lo necesario, o lo hace tan mal que su alimentación acaba por complicarle la vida. Podemos señalar que se trata de uno de los inconvenientes de nuestra cultura del bienestar. Tenemos lo suficiente para alimentarnos, pero no lo hacemos de una manera demasiado saludable. Por eso es importante que nos detengamos un momento a reflexionar para replantearnos seriamente seguir un plan nutricional saludable. El objetivo, conseguir unos hábitos alimenticios sanos y en consecuencia, una mejor calidad de vida.

Comer mal tiene unas evidentes consecuencias negativas en nuestro sistema inmunológico. Si no nos alimentamos correctamente, las carencias de nuestro organismo se notarán por fuera. Es más fácil que engordemos y eso puede hacer que no nos sintamos bien con nuestro cuerpo, lo que nos puede generar bajadas de autoestima. Puede convertirse en un círculo vicioso físico y mental en el que no nos conviene entrar. Por consiguiente, es interesante conocer qué es un plan nutricional y cómo llevarlo a cabo. Ten en cuenta que este concepto trata de evitar trastornos como los que te hemos sugerido. Así que, a continuación, te presentamos sus características principales. 

Seguir un plan nutricional es distinto a seguir una dieta

En primer lugar, tenemos que recordar que hay conceptos sobre la alimentación que crean confusión. En ocasiones tendemos a confundir usar dieta y plan nutricional como sinónimos. Te confirmamos que no son conceptos equivalentes. En las siguientes líneas te resumimos algunas de las diferencias.

¿Qué es hacer dieta?

Una dieta es una planificación alimenticia bastante específica. Del mismo modo que un plan nutricional, la dieta también plantea unos objetivos de salud concretos: bajar de peso, fortalecer los músculos, etc. Sin embargo, podemos considerar que la dieta es más estricta que el plan. Nos referimos a que la dieta programa ingerir determinados alimentos en días concretos. Tiene, en cierto modo, un sentido prohibicionista.

En la dieta hay alimentos que directamente no podemos permitirnos. Por su parte, estas han de desarrollarse a lo largo de unos periodos de tiempo definidos. Una vez pasan, es el momento de que el nutricionista evalúe si han funcionado o no. Tienen, por tanto, una relación directa con el sacrificio y la fuerza de voluntad. No en vano se suelen prescribir a personas que se encuentran en situaciones físicas complicadas o desean cambios rápidos en su apariencia.

En este sentido, las dietas pueden ser más efectivas que los planes nutricionales. Pero veamos también, en comparación con los últimos, su cara B.

¿Qué es un plan nutricional?

Por su parte, un plan nutricional es un concepto más amplio. Y, asimismo, menos cuadriculado. Los objetivos, como te hemos adelantado, pueden coincidir con los de la dieta, pero cambia la fórmula para conseguirlos.

Los planes nutricionales no se programan en periodos de tiempo acotados. Por consiguiente, pueden ser concebidos a medio y largo plazo. Por otra parte, aunque unos alimentos convengan más que otros, no proscriben ninguno. Se aportan claves para que los usuarios distingan sus necesidades, pero no se dan determinaciones tajantes. De esta manera, seguir uno de estos planes se hace menos molesto que apostar por una dieta. Los nutricionistas te recomendarán que busques determinados nutrientes, pero no restringirán que tomes otros.

Por lo general, los perfiles que eligen estos planes de alimentación no tienen problemas de salud. Simplemente, quieren mejorar su nutrición de un modo sostenible. De hecho, quienes prefieren los planes nutricionales no corren el riesgo de sufrir los efectos rebote de algunas dietas. Estos trastornos son habituales, por ejemplo, cuando se abandona una de las que conocemos popularmente como dietas milagro. 

Las claves de los planes nutricionales

Las obligaciones de los planes nutricionales son más laxas que las de las dietas. Pero, aun así, sí que hay un elemento que opera como base de la planificación. No obstante, te dejamos claro que tampoco vas a tener que obsesionarte con él. De hecho, puedes asumirlo a medio y largo plazo. Se trata del saldo calórico. Con unos mínimos conocimientos de dietética, puedes calcular las calorías que gastas y quemas al día. De esta forma, podrás escoger planes de alimentación que tengan saldos positivos y negativos.

Si, por ejemplo, deseas ganar masa muscular, tu elección ha de pasar por ingerir más calorías que las que pierdes. Si, por el contrario, quieres perder peso, toma menos que las que quemes. En este aspecto, el ejercicio físico se revela como el complemento ideal del plan nutricional. Unos ejercicios físicos que no has de tomarte, lógicamente, como retos competitivos, sino como pautas de vida saludable.

Conoce los beneficios de estos planes alimenticios

Por último, vale la pena destacar algunas de las ventajas de este tipo de nutrición que aún no te hayamos contado. La primera de ellas y quizás la más importante es que se te darán unas premisas de alimentación totalmente personalizadas. Van a ser a la medida de tus necesidades particulares.

Recuerda que lo que ha funcionado a algunas personas no tiene por qué venirte bien a ti. En consecuencia, tu plan de nutrición dependerá de diversos aspectos. Básicamente, de tu edad, tus finalidades, tu condición física y tus ritmos de vida y ejercicios.

Además, con estos planes puedes seguir dándote algunos caprichos, lo que servirá para que no te frustres. También se tendrá en cuenta si tienes alergias e intolerancias. Por otro lado, destacará el equilibrio en la proporción de macro y micronutrientes que tomes. Deberás tomar ciertas proporciones de hidratos de carbono, proteínas y grasas, pero serás tú quien decidirá mediante qué alimentos las ingieres. Este modo razonable de comer evitará que tengas que buscar artificiosamente las maneras de saciarte. Y tampoco tendrás que pasar por la desagradable sensación de pasar hambre.

En definitiva, un plan nutricional es la base de una vida saludable. Ten en cuenta que fomenta buenos hábitos alimenticios sin caer en la represión de los apetitos naturales.