La importancia de la nutrición en las personas mayores

Los cursos de nutrición para la tercera edad nos enseñan que el hecho de llevar hábitos alimenticios no saludables puede repercutir negativamente en la salud de las personas mayores. Además, se pueden ocasionar la aparición de algunas enfermedades y causar la aceleración de las ya existentes.

El envejecimiento no cambia solamente el exterior de las personas, sino que también cambia el interior. Influye en la capacidad de obtener los nutrientes que necesitamos porque afecta a diversas partes del organismo.

Por lo tanto, la alimentación realiza una función de prevención de enfermedades y dolencias en las etapas de edades avanzadas. ¿A qué se debe? Para lograr los nutrientes necesarios para estar sanos, el cuerpo necesita incrementar la cantidad de éstos a medida que pasan los años. Por eso la función de la nutrición es esencial.

¿Pueden los cursos de nutrición para la tercera edad mejorar la vida de las personas mayores?

La nutrición es una parte esencial del día a día de las personas. Si no se tienen buenos hábitos puede ser perjudicial para la salud, sobre todo en personas mayores. Con los cursos de nutrición para la tercera edad podrás mejorar su salud, teniendo en cuenta sus necesidades. Con este curso de Dietética y Nutrición para la Tercera Edad aprenderás a diseñar rutinas alimentarias para pacientes con edades avanzadas.

  • Conocerás los nutrientes que más necesita cada persona y qué alimentos contienen estos nutrientes.

  • Te formarás para elaborar dietas equilibradas y personalizadas para cada paciente, atendiendo a qué alimentos son imprescindibles y cuáles deben excluirse de la dieta.

  • Aprenderás cuáles son los cambios físicos y psicológicos que se producen en personas de edades avanzadas.

  • Entenderás la importancia de adoptar otros hábitos de vida saludables, además de llevar una buena alimentación.

Cambios biológicos que surgen con la edad y afectan a la nutrición

En los cursos de nutrición para la tercera edad verás que, con los años, el organismo va experimentando diferentes cambios.

Funciones como la frecuencia del pulso o, incluso, los rasgos de la personalidad van variando. Aunque más lo hacen las funciones fisiológicas. Éstas pueden sufrir importantes modificaciones debido a las patologías y enfermedades que se originan en el transcurso del tiempo. Ejemplo de ello son los infartos, las dificultades en la movilidad o las enfermedades degenerativas como la demencia o el Alzheimer.

Si dejamos a un lado este tipo de patologías, hay cambios que son consecuencia del paso del tiempo y que, más o menos, tienen un carácter genérico y progresivo:

  • Disminuye la masa magra corporal y aumenta el porcentaje de grasa debido a alteraciones biliares o a la hipertensión.
  • Aclaramiento renal de la creatinina.
  • Reducción de la masa ósea. En la la etapa de madurez, especialmente las mujeres, sufren una mayor fragilidad ósea y el riesgo de sufrir osteoporosis se incrementa.
  • Se da una disminución del agua corporal total. Lo cual interfiere en en el proceso de dilución del organismo y acelera el riesgo de sufrir deshidratación.
  • También se producen cambios sensoriales como, por ejemplo, la atrofia de las papilas gustativas.
  • Cambios que afectan al apetito: la disminución de las secreciones digestivas, la malabsorción de algunos alimentos o la pérdida de piezas dentales son algunos de los problemas principales. A los cabe añadirle el estreñimiento, que afecta a más del 50% de este colectivo.
  • Cambios metabólicos: aquí destaca la intolerancia a la glucosa en personas que no han sido diabéticas anteriormente.

Principales elementos que se deben tener en cuenta en la alimentación

Una parte importante que se estudia en los cursos de nutrición para la tercera edad es conocer qué elementos son esenciales para una buena nutrición y para conseguir un buen estado de salud durante esta etapa.

  • Los alimentos

Durante el curso de la tercera edad, la dieta debe ser equilibrada. Para elaborar una dieta, siempre hay que tener en cuenta variables como: la edad, el sexo, el gasto energético, si consumen fármacos, las características físicas o si padecen alguna enfermedad. Aun así, existen pautas generales a seguir:

Grasas

El porcentaje calórico de grasas debe ser un 30% aproximadamente del aporte nutricional diario total. Lo más aconsejable es que las grasas saturadas no superen el 8%; las grasas monoinsaturadas (se encuentran en el aceite de oliva) deben aportar un 14%; y las poliinsaturadas (se encuentran en el pescado y los frutos secos) un 8%.

Proteínas

Las proteínas deben constituir entre el 10% y el 15% de la ingesta calórica global. De este porcentaje, más o menos un 60% debe ser de origen animal, y un 40% de origen vegetal. También es recomendable que en la dieta prevalezca el pescado por encima de la cantidad de carne que se ingiere. Asimismo deben consumirse lácteos porque aportan el calcio necesario para evitar la osteoporosis, sobre todo en edades avanzadas.

Hidratos de carbono

Los hidratos de carbono deben constituir entre el 55% y el 60% de las calorías. Se pueden obtener con la ingestión de alimentos como la fruta, los cereales o las legumbres. Además, todos ellos son una fuente natural de fibra, que regula la digestión. Las recomendaciones sobre la ingesta de fibra para los adultos sanos van de los 20 a los 35 gramos al día.

Otras indicaciones

También existen algunas indicaciones sobre buenas prácticas relacionadas con la alimentación en personas mayores:

  • Es recomendable hacer cinco comidas al día, de las cuales el desayuno tiene que ser la más importante. Debe aportar la energía necesaria para empezar el día con buen rendimiento. La comida y la cena deben organizarse distribuyéndose entre ambas los diferentes alimentos, dejando para la noche los más ligeros.
  • La forma de cocinar los alimentos también influirá en la salud. Por eso es recomendable no cocinar con mucha grasa, ni cocinar demasiado las verduras para que no pierdan sus propiedades y nutrientes.
  • Para hacer una buena digestión, es imprescindible comer despacio y masticar bien los alimentos.

Éstas y otras recomendaciones se incluyen en los cursos de nutrición para la tercera edad con el objetivo de que el nutricionista sepa abordar cada caso particular.

  • La hidratación

El agua es fundamental para nuestro organismo y sobre todo en la tercera edad. Durante la etapa infantil, el cuerpo está formado por un 80% de agua. Este porcentaje va disminuyendo a medida que nos hacemos mayores, llegando hasta el 50% en las mujeres de avanzadas edades.

El cuerpo de una persona mayor necesita consumir más agua. La cantidad para cubrir las necesidades hídricas diarias suele ser 1,5 litros de agua. De lo contrario, puede surgir un riesgo de deshidratación. Con el envejecimiento también se limitan las funciones que realizan órganos como los riñones, que necesitan del agua para realizar sus funciones.

  • Otros elementos a tener en cuenta

Ejercicio

No tenemos que olvidar que una alimentación equilibrada y saludable debe acompañarse con la práctica regular de ejercicio. En el caso de las personas mayores es importante mantenerse activo y andar media hora cada día porque reduce el riesgo cardiovascular y aumenta la esperanza de vida.

Factores psicológicos

Además de la alimentación y el ejercicio, hay otros factores que también condicionan el estado físico y la salud de los mayores. Esto se debe a que se producen cambios en la vida como la jubilación, las pérdidas de seres queridos y el aislamiento social que se produce en la vejez.

Ventajas de una nutrición equilibrada en la tercera edad

Como enseñan los cursos de alimentación para la vejez, las recomendaciones nutricionales en esta etapa se proporcionan para evitar el exceso de consumo energético y así combatir la obesidad. Al mismo tiempo, para alcanzar una alimentación equilibrada y rica en antioxidantes para prevenir enfermedades como las cardiovasculares.

En los países desarrollados, el principal problema de salud de origen nutricional en personas mayores es la malnutrición en todas sus formas. Por eso es importante que la ingesta de calorías sea la adecuada para cada uno y que aporte los nutrientes necesarios. En este sentido, es fundamental el papel de los especialistas formados en cursos de nutrición para la tercera edad.