La población tiene cada vez una mayor conciencia de su alimentación. Por ello, han surgido últimamente varios movimientos en contra de los alimentos procesados. Uno de los más conocidos y de mayor relevancia es el que aboga por la “comida real”. La clave es hacernos conscientes de que los alimentos que vemos anunciados por todas partes no son tan saludables como creemos. Muchos de ellos sufren importantes modificaciones industriales y contienen una larga lista de aditivos.

A continuación, te contamos más sobre este tipo de alimentos, cuáles son los tipos que hay y cuáles puedes incorporar en tu dieta.

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¿Qué son los alimentos procesados?

Los alimentos procesados son los que en cuya elaboración ha tenido lugar un procesamiento industrial, modificando parte de los mismos. El procesado de los alimentos en ocasiones nos sirve para asegurar otras cuestiones. Por ejemplo, los tratamientos por calor destruyen bacterias y el uso de aditivos detiene la aparición de otros microorganismos.

No obstante, el procesamiento también implica añadir otros nutrientes muy poco saludables para nosotros. Un caso muy frecuente es el de añadir azúcares y grasas saturadas a los alimentos naturales. Con ello, se consigue hacerlos más sabrosos y agradables a nuestro paladar.

Pongamos el ejemplo de una lasaña de verduras precocinadas. Es posible que se hayan utilizado grasas saturadas en la elaboración de la lasaña y se hayan añadido azúcares para contrarrestar la acidez de las verduras. Así, pensamos que estamos ingiriendo verduras e hidratos saludables cuando en realidad estamos introduciendo en nuestro cuerpo un exceso de nutrientes no recomendados.

Otro caso que también puede ocurrir durante el procesamiento de los alimentos es la pérdida de propiedades. Determinados alimentos contienen vitaminas o minerales en gran medida y tras el procesamiento industrial los pierden.

En definitiva, podríamos decir que el procesamiento es necesario para conservar determinados alimentos. Sin embargo, es necesario consultar la etiqueta para comprobar qué ingredientes contiene realmente. Y, siempre que sea posible, alimentarnos de productos frescos sin conservantes ni aditivos.

Clasificación de los alimentos procesados

Dentro de los alimentos procesados, existen diferentes grados de manipulación. Así, encontramos alimentos poco procesados, muy procesados o altamente procesados. Por otro lado, también distinguimos alimentos que han sufrido tratamientos y alimentos con sustancias añadidas.

Alimentos poco procesados

Estos resultan saludables y pueden utilizarse sin problema en nuestra dieta. Se trata de los alimentos que han sufrido una mínima manipulación para facilitar el consumo. Un ejemplo es el de los boles con fruta lavada y cortada o los frutos secos sin cáscara (como las nueces). En ambos casos, es necesario que consultemos la etiqueta para verificar que no se han añadido sales, azúcares o grasas adicionales.

Alimentos muy procesados

Sufren una gran manipulación en la industria y se añade gran cantidad de azúcares y grasas saturadas. Algunos de ellos pueden ser las galletas, los cereales o los cócteles de frutos secos, fritos y salados.

Alimentos altamente procesados

En este caso, estamos hablando de alimentos muy elaborados que han sufrido una gran manipulación. Un ejemplo es el de los canelones congelados. Este producto está listo con tan solo introducirse al microondas y contiene procesamiento en cada uno de los ingredientes que lo integran y en el producto final. Es decir, la carne que utilizan es procesada, al igual que la lasaña, la bechamel y la pasta. Todo el conjunto final sufre nuevos procesamientos para que con tan solo dos minutos estén listos.

Tanto los alimentos muy procesados como los altamente procesados se engloban dentro del grupo de alimentos ultraprocesados, que es necesario evitar en nuestra dieta.

Tipos de procesamiento

En función del tipo de procesamiento distinguimos:

  • Alimentos sometidos a tratamientos. Es el caso de la congelación o la cocción. En este punto englobamos fruta y verdura cortada y congelada o latas de conserva. Siempre que el producto se haya manipulado lo mínimo posible, podríamos englobarlos dentro de los alimentos poco procesados.
  • Alimentos con ingredientes añadidos. Estos alimentos se alteran al añadir sustancias que mejoran o modifican el alimento original. El objetivo es crear alimentos que visualmente resulten más apetitosos, hacerlos más agradables en el paladar o mejorar la conservación. Por tanto, hablamos de colorantes, edulcorantes o conservantes en cada uno de los casos. Siempre que sea posible, es mejor evitar este tipo de alimentos.

Qué alimentos procesados no deben estar en tu dieta

Fundamentalmente, podríamos decir que es necesario evitar los procesados que:

  • Contienen gran cantidad de azúcar añadido. Para ello, te proponemos que consultes la etiqueta nutricional del producto, pues muchas veces se intenta ocultar la palabra azúcar sustituyéndose por otros sinónimos y sustancias similares, como jarabe de glucosa.
  • Presentan alto contenido en grasas saturadas. Del mismo modo, en la información nutricional del producto, consulta la grasa total que contiene y de qué se compone ésta. El alimento es menos saludable si la grasa proviene, en su mayor porcentaje, de grasas saturadas o trans.
  • Tienen más de 5 ingredientes en su lista. Cuanto mayor sea el número de ingredientes que contiene un producto, mayor será probablemente su modificación industrial. Además, gran cantidad de aditivos conservantes implica que el producto sea muy poco fresco y, por ello, seguramente no estés interesado en consumirlo para una dieta saludable.

5 alimentos que no son tan sanos como parecen

Es fácil identificar que, productos como la bollería industrial o la comida precocinada, son alimentos procesados que debemos evitar. Sin embargo, existen otros que parecen saludables, pero, como dicen, no es oro todo lo que reluce. Los siguientes cinco productos son un buen ejemplo:

  • Jamón York y otros embutidos envasados. Todos aquellos productos con la denominación “york” no están compuestos de jamón, sino de carnes de otras partes del cerdo. Y, ten en cuenta que, a mayor jugosidad en el embutido, menos sano es el producto debido a la alta cantidad de agua que contiene.
  • Carne picada en bandeja. La OCU advierte que este tipo de producto cárnico tiene una importante proporción de espesantes, conservantes, proteína de soja, almidones, colorantes y grasas.
  • Zumos de frutas. Están elaborados a partir de concentrados y su composición se basa en una alta cantidad de azúcar. De hecho, la mitad es agua con azúcar y solo el resto es fruta.
  • Barritas energéticas. No son tan sanas como parecen. Muchas de ellas contienen grasas saturadas y demasiado azúcar, además de aditivos y colorantes.
  • Azúcar moreno. ¿Sabías que este tipo de azúcar es el mismo que el blanco pero oscurecido con melaza? ¿Te parecía “más sano? ¡Pues no! Sus propiedades son exactamente las mismas.

¿Existen alimentos procesados saludables?

Como hemos venido diciendo, sí existen alimentos procesados más saludables que otros. Se trata de los alimentos que han sufrido escasas modificaciones, como puede ser el caso de una merluza congelada o un bote con judías en conserva. Cuanto menor sea el número de ingredientes que contiene un determinado producto, sabremos que su procesamiento habrá sido mínimo. Imaginemos una lata de atún al natural, veremos que sus ingredientes son únicamente atún, agua y quizás una mínima cantidad de sal.

Consumir alimentos procesados que apenas han sido modificados, es “saludable”. Sin embargo, siempre que sea posible es más recomendable introducir alimentos frescos en nuestra dieta. Por ello, te animamos a que consumas productos de temporada y, además, así evitarás que se desperdicien alimentos. A la vez que, ayudarás a fomentar el comercio local y al pequeño emprendedor.