¿Qué es la hiperhidrosis?

La hiperhidrosis es considerada una alteración del organismo humano que produce que las personas suden excesivamente y de manera inesperada. Afecta aproximadamente al 3% de la población mundial y puede aparecer incluso cuando no hace calor o en momentos en los que se está tranquilo.

Aunque la hiperhidrosis por sí sola no es una enfermedad grave ni peligrosa para nuestra salud, se trata de una patología de la piel que tiene efectos muy negativos para las personas a nivel psicológico. Entre las consecuencias más importantes se encuentran la incomodidad y la pérdida de autoestima para quien la sufre porque se disminuye la calidad de vida.

La hiperhidrosis impide que se pueda llevar una vida normal ya que hay actividades que no pueden realizarse con total normalidad como desarrollar el trabajo en condiciones óptimas. Los efectos de este sudor excesivo también son perjudiciales en cuanto a las relaciones sociales porque se hace difícil la aparición en público por temor al rechazo. Por ejemplo, el exceso de sudor en las axilas puede manchar la ropa y ser antiestético, mientras que la transpiración en las manos puede mojar papeles, dificultando la utilización de algunos instrumentos en el trabajo o causar vergüenza al estrechar la mano de otras personas.

El sudor

El sudor es una sustancia formada básicamente por agua y pequeñas cantidades de sales minerales. Las sales minerales presentes en el sudor son normalmente cloruro sódico y urea, aunque también pueden manifestarse otras sustancias que se encuentran en la sangre como el calcio, el magnesio o el hierro.

Muchas personas tienen la creencia de que el sudor permite eliminar las sustancias tóxicas de nuestro cuerpo, pero no es así. La secreción la producen las glándulas sudoríparas, que son controladas por el hipotálamo del sistema nervioso central, donde están las neuronas que son sensibles al calor. Sin embargo, la transpiración se puede estimular en momentos de mucho estrés ya que sudar es una respuesta normal que tiene nuestro organismo frente a la ansiedad y cuando nos enfrentamos a situaciones de mucha tensión. El problema llega cuando la transpiración se convierte en excesiva y supone una molestia o un problema para la vida diaria.

 ¿Se puede detectar?

Los síntomas de este tipo de sudoración se pueden percibir fácilmente, por lo que no es necesario que se realicen pruebas específicas para detectarla. No obstante, en los análisis de sangre se puede detectar si un mal funcionamiento del tiroides o niveles de glucosa inusuales podrían estar provocando esta enfermedad.

¿Sudoración intensa o hiperhidrosis?

La mayor parte de las personas experimentamos una sudoración excesiva en periodos habituales como después de hacer deporte o cuando nos exponemos a altas temperaturas. Pero la diferencia entre la sudoración excesiva y la hiperhidrosis recae en que la segunda se produce incluso cuando el cuerpo no se encuentra en situaciones habituales de sudoración. Si se suda cuando el organismo está en reposo y tranquilo o cuando la temperatura es moderada, es muy probable que se sufra de hiperhidrosis.

Principales factores desencadenantes

Aunque no existe una causa concreta sobre el por qué se origina la hiperhidrosis, las personas que tienen antecedentes de esta dolencia en su familia, están más expuestos a sufrirla. También puede ser que esté relacionada con la toma de algunos medicamentos o que sea consecuencia de otras enfermedades.

Normalmente, la hiperhidrosis empeora durante las temporadas de más calor o cuando vivimos periodos de mucho estrés emocional. Pero como hemos comentado, no existen factores que sean los evidentes desencadenantes de esta dolencia.

Tratamientos para la hiperhidrosis

Por suerte, la hiperhidrosis es una enfermedad que puede tratarse y hacer que desaparezcan los síntomas. A continuación explicamos los diversos tratamientos que existen para poner remedio y acabar con esta gran preocupación.

La mayoría de las soluciones actúan sobre los nervios que estimulan las glándulas sudoríparas. Hay tratamientos quirúrgicos y no quirúrgicos, con diferencias en cuanto al coste, la duración y la eficacia de estos. Si se aplica el tratamiento correcto y es eficaz, se puede mejorar la calidad de vida de las personas. Por eso, es necesario ponerse en manos de especialistas para optar por el tratamiento que sea más adecuado para cada uno.

Antitranspirantes

Los antitranspirantes son considerados como muy eficaces para disminuir la sudoración excesiva de las axilas. Esto se consigue gracias a las sales de aluminio que contienen. Como se trata de una solución no quirúrgica y no invasiva, es recomendada en un principio por los dermatólogos y expertos. Si este tratamiento no funciona, existen otro tipo de tratamientos más complejos.

Iontoforesis

Se trata de un método que utiliza el láser para introducir iones en la piel mediante un aparato especial. Sirve para disminuir la función de las glándulas sudoríparas temporalmente, pero no definitivamente. Se suele utilizar para las manos y los pies.

Toxina butolínica

Sirve para reducir el exceso de sudoración en zonas muy localizadas de nuestro cuerpo. Con la aplicación de la toxina butolínica (bótox) en la capa subcutánea de la piel, se bloquean los conductos nerviosos. Esto ocurre porque se reduce la actividad de los músculos y de las glándulas sudoríparas. Entre una y dos semanas después de haberse aplicado el tratamiento con bótox ya se ven los resultados de la disminución de la cantidad de sudor de la parte tratada. Sus efectos tampoco son permanentes, pero son bastante duraderos, pudiendo llegar a durar hasta más de medio año. Pasado el tiempo y cuando los síntomas vuelvan a aparecer, se puede volver a realizar este tratamiento.