Exfoliación de la piel

A medida que pasa el tiempo, el proceso de renovación de nuestra piel se va ralentizando. Además, el uso de cremas, maquillajes y otros productos deteriora el aspecto de la piel. Si quieres ser un especialista en tratamientos de belleza elige un curso de estética y belleza. Así, descubrirás que el peeling es la clave para limpiar e hidratar la piel más profundamente. Esta palabra procede del inglés “to peel” y significa “pelar”, o en este caso, exfoliar.

Hablamos de una técnica de exfoliación que consiste en aplicar diversas sustancias para eliminar las células muertas y otras impurezas de la piel. De esta manera se van renovando las capas más superficiales de la piel y se consigue mejorar la imagen.

¿Qué le aporta el peeling a nuestra piel?

El peeling es un tratamiento ideal para eliminar las manchas y las marcas que se van produciendo en la piel. Los beneficios son numerosos: es eficaz para combatir las primeras arrugas y mejorar la textura de la piel, aportando luz y frescura. Igualmente, su aplicación en la piel tiene algunos riesgos, que explicamos a continuación.

Beneficios

  • Se limpia y se purifica la piel en profundidad. Así, se consiguen disminuir las imperfecciones cutáneas como el acné, cicatrices y manchas.

  • Se activa la circulación y aumenta la oxigenación celular.

  • La piel luce más luminosa y suave, retrasando los efectos que ocasiona el envejecimiento.

  • Se estimula la producción de colágeno, provocando que la piel tenga más elasticidad y más firmeza. La falta de colágeno en el organismo repercute en una piel frágil, además de provocar dolores en articulaciones y músculos.

Riesgos

  • En los casos en los que se utilizan productos químicos, pueden aparecer alergias o se puede irritar la piel.

  • La aplicación en exceso de productos químicos puede originar quemaduras en la piel. Además, los productos que se utilicen en el tratamiento deben ser de calidad. Por eso es importante acudir a los centros adecuados y que los profesionales que hagan los tratamientos estén formados para ello.

  • En general, exponerse al sol después de haber realizado el tratamiento tiene efectos negativos en la piel. Es recomendable evitarlo durante unos días.

Tipos de peeling

Según el tratamiento que necesite cada paciente y la técnica que se utilice, existen diferentes tipos de peeling: mecánico, químico, enzimático o físico.

Mecánico:

Es una técnica de higiene profunda mediante el cual se realiza una exfoliación de la capa superficial de la piel. Gracias a este tratamiento se consiguen extraer puntos negros, granitos y espinillas. La exfoliación se combina con mascarillas afines al tipo de piel de cada persona.

Químico:

Es un procedimiento a través del cual se rejuvenece la piel. Para lograrlo, se aplican productos químicos en la piel para eliminar las capas superiores que estén dañadas. Entonces se descubren nuevas capas que son más suaves. El peeling químico tiene varios resultados. Se suele utilizar sobre todo para tratar las pequeñas arrugas, manchas o secuelas del acné del rostro.

Enzimático:

Se trata de uno de los tratamientos más suaves y normalmente se aplica en personas que tienen la piel sensible. Para ello, se utilizan productos naturales como el aloe vera, la piña y muchas otras plantas y frutas. Las enzimas vegetales pueden penetrar en la piel y hacen que las células muertas se eliminen sin dañar al resto. Como no se utiliza ningún tipo de producto químico ni ácido, se consigue equilibrar el pH de la piel y no se dan efectos secundarios.

Físico:

Con esta técnica se frota la piel con productos naturales preparados. Debido a la erosión que se provoca, se arrastran las células muertas y se eliminan.
Se utilizan productos hechos a base de gránulos y otras partículas que se frotan sobre la piel. Estas composiciones suelen estar hechas con huesos de frutas, troceados de almendras y otras plantas, así como de sales, miel y piel de limón o naranja.

Además, pueden clasificarse también según su capacidad de actuación en la piel: superficial, media o profunda.

Superficial:

Este sirve para eliminar las arrugas más finas y algunas marcas, como las que suele dejar el acné en el rostro. De esta manera, se eliminan las células muertas de la capa más externa de la piel. También se activan las demás células para aumentar la fabricación de colágeno, proteína necesaria para la unión de los tejidos del organismo.

Medio:

Con el peeling medio se pueden tratar y corregir distintos tipos de manchas por falta o exceso de melanina, arrugas y algunas secuelas producidas por el acné. En este caso, se elimina completamente la epidermis, que se regenera después de diversas semanas. Durante ese tiempo, la piel se muestra enrojecida y no se puede tener contacto con el sol.

Profundo:

El peeling profundo se aplica para mejorar la piel envejecida, con arrugas más profundas o los síntomas de la queratosis. Como en el medio, la epidermis se descama completamente, y el periodo de recuperación de la piel es de varias semanas. Es un tipo de exfoliación un tanto incómoda porque muchas veces debe aplicarse anestesia. Además, limita las apariciones en público durante los días posteriores a su aplicación debido al gran enrojecimiento de la piel.

Cómo hacerse un peeling en casa

¿Sabías que cada día perdemos más de 30.000 células de piel muerta? Éstas se acumulan y hacen que la piel luzca más apagada. Por ello es muy importante realizar una buena exfoliación de la piel.

Para un tratamiento de peeling es esencial que, previamente, hagamos una buena limpieza facial. Asimismo, hay que masajear el rostro o cuerpo haciendo círculos con el producto exfoliante. Eso sí, hay que evitar pasar por la zona de los ojos y de la boca. Y, finalmente, dejar actuar durante unos minutos y aclarar con agua.

Lo ideal para hacerse un peeling es acudir a profesionales de estética facial y corporal, pero, puntualmente, si quieres hacerte un peeling casero, a continuación tienes una propuesta para cada tipo de piel. ¡No te lo pierdas!

Piel seca

La piel seca es la que menos necesita la exfoliación. Lo más recomendado es hacerla una vez cada quince días. Para crear una buena composición solo tienes que mezclar bicarbonato de sodio con aceite de oliva hasta que el primero quede teñido por el segundo.

Piel mixta

Esta es una de las pieles más complicadas por su dualidad: zonas grasas y secas. Por lo tanto, deberás centrarte en exfoliar principalmente a zona T (frente, nariz y mentón). Para ello, también puedes usar bicarbonato, pero mézclalo con aceite de almendra o sésamo, que son menos grasos.

Piel grasa

Aquí puedes utilizar el azúcar como base y mezclarlo con gel de aloe vera junto con la ralladura de un limón y unas gotas de aceite esencial del mismo cítrico.

Piel con tendencia acneica

Si tu piel tiende al acné deberás tratarla con mimo, limpiándola habitualmente para eliminar la suciedad. ¿El mejor exfoliante casero? Mezclar bicarbonato de sodio con aloe vera, unas gotas de aceite de coco y de árbol de té.